Estimado Sr. Presidente:
Soy una ciudadana española y estudiante universitaria. Desde muy pequeña, siempre supe que mi vida serian los libros. Ya en el colegio estaba claro cual iba a ser mi vocación, me encantaba estar rodeada de libros. Con el paso de los años, fui creciendo y decidiendo el camino a seguir en mi vida. Fui eligiendo asignaturas en el instituto, escogí la modalidad de bachillerato de letras y, finalmente, entré en la universidad. Obviamente, estudio Filología.
El año pasado, las cosas en la universidad ya estaban bastante difíciles. La crisis que sufre nuestro país se nota y enturbia el ambiente universitario.
Este año decidí presentarme a representante de alumnos en mi carrera, ya que somos pocos, me gustaba la idea de enterarme más y mejor de los asuntos del departamento de Filología árabe de la Complutense.
¡Qué gran error, señor mío!
Debido a que ahora me entero de todos los entresijos de presupuestos, organizaciones, etc, de mi universidad, llevo todo el curso indignada. Y no es que yo sea una chica de las que van a manifestaciones ni se encierran en las facultades. Simplemente quiero acabar mi carrera y poder trabajar en algo que me guste.
Pues estoy indignada, señor Rajoy. Pero no solo con usted, sino con todo el mundo. Yo no sé si la universidad pública era buena hace años en España, pero lo que si sé es que a día de hoy deja muchísimo que desear, al menos la mía. Horarios imposibles, carencia de profesores, falta de espacios, instalaciones deterioradas, y la lista sigue. Pero lo que más me indigna no es esto.
Como hay crisis, cada uno mira por su propia economía, lo cual me parece comprensible. Pero la legislación para las universidades es de risa. Tengo profesores con dos empleos, es decir, además de ser profesores de universidad, tienen su propio puesto fuera del centro. Lo considero una vergüenza, porque los alumnos salimos perdiendo en esto. Les pagan un sueldo misero, por lo que se centran en su otro empleo, "el de verdad". Por esto, mueven los horarios como quieren, dan las clases como quieren, hacen lo que quieren.
Lo peor de todo esto es que no soy la única persona de mi edad que opina así. El ambiente en la universidad es depresivo. Todos los estudiantes, los pocos que aún resistimos en España y nos negamos a caer en el analfabetismo y la ceguera, estamos deprimidos, frustrados. Sentimos que estamos desperdiciando nuestro tiempo haciendo algo que no servirá para nada. La universidad cada vez es más y más cara, pero cada vez aprendemos menos. Esto sumado al nivel de paro del país, aumenta el agobio y la presión. Sentimos que estudiamos para nada.
¿Dónde ha quedado el prestigio y la "excelencia" de la universidad? A día de hoy, parece que en España se premia más a quien estudia un grado de formación profesional de mecánica en el centro de FP de su barrio que a quien estudia un Grado en Ingeniería Mecánica en cualquier universidad del país. Con esto no pretendo menospreciar a los estudiantes de FP, simplemente quiero decir que los universitarios merecemos algo más de reconocimiento, ya que seremos los doctores, arquitectos, abogados e ingenieros del futuro. Hace años era un orgullo decir que en una familia había un licenciado universitario. A día de hoy, es como quien dice que se sacó el graduado escolar. Solo se valora el hecho de estar trabajando, no se tiene en cuenta la preparación de los jóvenes.
Con todo esto, simplemente quiero decir que, por favor, hagan algo. Me gusta España y me da mucha pena pensar que, en dos o tres años, tendré que ir a buscarme la vida en otro país. Y ya no lo pido por mí, sino por las generaciones que llegan y que quien sabe lo que les deparará la España que les espera.