No se trata de querer ser dueña de otra persona.
Se trata de miedo.
Pánico de pensar que pueda querer más a otra, que yo pueda no ser suficiente, que no sepa dar todo lo que debería.
Pero al final, se trata de entender.
Comprender que tú das el amor de la forma en que te fue enseñado, das el máximo que puedes dar, de la forma en que mejor conoces.
Y vuelve a ser miedo.
Incomprensión hacia mí misma, por no saber dar amor de otra forma, o por pensar que tu forma de dar amor es la más valida o la que cualquiera querría.
Y, de nuevo, comprensión.
Entender a tu mente que te dice que está bien, que tu forma de amar también es válida, tu forma de amar es comprensiva, sencilla, básica si quieres, pero auténtica. Vulnerable, como tú, pero pura, firme, algo infantil a veces, quizás aburrida, apasionada, clara, directa y sincera.
Se trata de miedo.
Pánico de pensar que pueda querer más a otra, que yo pueda no ser suficiente, que no sepa dar todo lo que debería.
Pero al final, se trata de entender.
Comprender que tú das el amor de la forma en que te fue enseñado, das el máximo que puedes dar, de la forma en que mejor conoces.
Y vuelve a ser miedo.
Incomprensión hacia mí misma, por no saber dar amor de otra forma, o por pensar que tu forma de dar amor es la más valida o la que cualquiera querría.
Y, de nuevo, comprensión.
Entender a tu mente que te dice que está bien, que tu forma de amar también es válida, tu forma de amar es comprensiva, sencilla, básica si quieres, pero auténtica. Vulnerable, como tú, pero pura, firme, algo infantil a veces, quizás aburrida, apasionada, clara, directa y sincera.
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