- Acabo de darme cuenta de algo muy importante.
- ¿Qué pasa ahora? - dijo ella, que había estado mirando por la ventanilla, volviéndose hacia mí con expresión de cansancio.
- Tu cumpleaños es el diecisiete de diciembre.
- Y el tuyo es el 24 de diciembre.
- Es decir que, desde que nací, no ha habido un solo segundo en que tú no hayas estado en este mundo.
- Sí, eso parece.
- Nací en un mundo en el que tú ya estabas.
Ella frunció las cejas con aire de apuro.
- A mí me es totalmente desconocido un mundo en el que tú no estés. Ni siquiera sé si existe o no.
- No te preocupes. Aunque yo desaparezca, el mundo seguirá existiendo.
- ¿Qué pasa ahora? - dijo ella, que había estado mirando por la ventanilla, volviéndose hacia mí con expresión de cansancio.
- Tu cumpleaños es el diecisiete de diciembre.
- Y el tuyo es el 24 de diciembre.
- Es decir que, desde que nací, no ha habido un solo segundo en que tú no hayas estado en este mundo.
- Sí, eso parece.
- Nací en un mundo en el que tú ya estabas.
Ella frunció las cejas con aire de apuro.
- A mí me es totalmente desconocido un mundo en el que tú no estés. Ni siquiera sé si existe o no.
- No te preocupes. Aunque yo desaparezca, el mundo seguirá existiendo.
- ¿Y cómo lo sabes?