Ojalá pudiera ser fuerte. Pero en realidad soy muy débil cuando se trata de ti. Dependo de ti. No soy irrompible, soy muy frágil. Y tú me desarmas y me rompes. Pero también me arreglas y me formas, solo tú. Te necesito para crecer, para aprender a caminar. Necesito que me enseñes a ser fuerte, pero sin romperme.
lunes, 29 de diciembre de 2014
miércoles, 5 de noviembre de 2014
miércoles, 29 de octubre de 2014
Se deshace el corazón
Tengo el síndrome del corazón roto. Con cada mal gesto, mala palabra, con cada discusión. Cada vez que mi tristeza lleva tu nombre, se me cae un trocito más del corazón, se me va deshaciendo en pedazos como una hoja seca. Y tengo miedo porque esas hojas no renacen, solo mueren.
Yo me aferro a la vida, la que quiero contigo, la que sé que quiero y tú bien sabes que la quiero.
No quiero perderte dos veces, una ya fue demasiado.
Mi miedo
Solo tengo un miedo, y es tener que amar a alguien en el futuro como te amo ahora a ti.
Va a ser imposible.
miércoles, 3 de septiembre de 2014
Perdón
Perdóname por no decirte que te quiero.
Perdóname por no decírtelo cada día... cada vez que te veo. Perdóname.
Pero tú sabes que te quiero igual que lo sé yo. Perdóname por no decírtelo a la cara. Sé que te quiero pero cuando más me doy cuenta es cuando no estás. Porque entonces te echo de menos, te necesito cuidándome, a mi lado. Y justo entonces es cuando de verdad lo sé: te quiero.
Porque sin ti a mi lado... no quiero pensarlo.
viernes, 22 de agosto de 2014
Tanto.
Te quiero tanto que no sé qué haría sin ti.
Ni quiero ni puedo pensarlo. No sé qué haría si me vuelves a faltar (o fallar), solo el dolor que me da pensarlo es suficiente.
No me mientas, no quiero más falsas verdades, ni más palabras vacías. No más te quieros vacíos. Causan más daño dos palabras que mil actos. Aún habiendo mil engaños, lo que más duele son los te quieros de cristal, que se caen y se rompen.
No quiero sufrir más, no me hagas sufrir más. Por favor.
jueves, 27 de marzo de 2014
Dime por qué
y me dejas sola con las lágrimas colgando y los pies descalzos?
¿Por qué te vas
y dejas mi cama vacía?
¿Por qué te vas?
No sé por qué te vas.
No me digas que me quieres.
No te atrevas a decirlo si te vas.
Porque quien te quiere no te hace sufrir.
Y quien te quiere, te quiere bien. Como yo, que te quiero a ti.
Y te quiero bien, porque aunque te vas y me dejas con mis pies descalzos y mi cama vacía...
Aun así no puedo no quererte.
miércoles, 19 de febrero de 2014
Speechless
jueves, 6 de febrero de 2014
Felicidad
miércoles, 29 de enero de 2014
Sonatina
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
—la princesa está pálida, la princesa está triste—,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
Quiero pintar la luna
¿O con vestido rosa, orlado de violeta?
¡Pues, noche a noche, sale insulsa y timorata,
sin nada de color que la avive, coqueta!
¿Por qué será la luna, siempre luna de plata,
camafeo de hielo, el pálido planeta,
la doncella de nieve a la que se retrata
en blanco, si pintor, o argento, si poeta?
Quisiera iluminarla con cálido amaranto,
encendidos reflejos carmín o solferino,
inventarla morena, con luminoso manto,
y no alba y exangüe, con veste de platino.
¡Quiero pintar la luna de tono colorado,
en creciente o menguante, de cara y de costado!
Te quiero
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;
Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;
Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;
Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;
Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.
miércoles, 22 de enero de 2014
miércoles, 15 de enero de 2014
Días...
Los días en los que te levantas con el pie que no debes y desde el minuto uno estás ofuscado, enfadado, molesto con todo lo que ves, oyes y haces. Días en los que no te mueves ni quieres hacerlo. Esos en los que te sentarías a comer un paquete de galletas tras otro hasta que los dulces llenaran el vacío de tu alma, más que el de tu estómago. Días en que solo quieres escuchar música triste o dura, que solo te ayuda a estar más molesto con el mundo. Días en lo que la mínima cosa molesta, es la mayor de las molestias, la bomba atómica de lo molesto. Y ese enfado solo puede crecer y crecer. Los días en que realmente entiendes la razón de las guerras, el porqué de los insultos. Y encima se te cae un vaso y se te rompe.
jueves, 2 de enero de 2014
Año nuevo, vida buena
Hay mucha gente que hace balance del año acabado y dicen ¡qué año más horrible! ¿A qué viene tanta negatividad? Seguro que no fue tan malo. Porque lo importante de un año acabado no son las cosas malas. Se ha demostrado científicamente que el cerebro humano está programado para reprimir los malos recuerdos y que prevalezcan los buenos. Así que ¿por qué quedarse con lo malo sin más? Seguro que todos hemos tenido al menos un recuerdo bueno de este año.