Me levanté por la mañana muy extrañado, con dolor de cabeza y sensación de no haber dormido en toda la noche. Finalmente me di cuenta de lo que estaba pasando. Me llamo Morgan y quiero matar a alguien.
Quiero saber qué se siente al agarrar un cuchillo y anclárselo a una persona en el pecho, oler la sangre emanando de la herida. Me gustaría saber si mis manos son capaces de llevar a cabo tal acto o si dejaría caer el arma en el último momento.
Jamás he matado a nadie, simplemente quiero saber lo que es acabar con la vida de alguien, sentirme su dueño y poder percibir con mis propias manos lo efímera que es la existencia de los hombres. Nuestra vida no es sólo nuestra, sino de todos. Yo soy dueño de mi vida pero también soy dueño de las demás, ya que cada día que paso sin matar a nadie, es un día que concedo a esa persona para ser el dueño de su propia vida. De igual manera a la inversa, mi asesino es el dueño de mi vida y es quien se apiada permitiéndome vivir un día más.
No dejemos que nos engañen. Nuestras vidas no están en manos de dioses. Están en las manos sucias y gastadas de los hombres.
lunes, 22 de febrero de 2016
8. Reescribe algo que escribiste hace tiempo, pero usa un narrador distinto.
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