Esperar el metro con flores es mejor. Como si no esperaras sino sólo estuvieras allí de pie, viendo como el mundo sigue girando, aunque con mejor aroma.
Crees que todo el mundo te mira y piensa: "a esa la quieren mucho". Entonces te apetece gritar que sí, que alguien te quiere mucho y te regala flores.
Cada vez que alguien regala flores, el mundo es un poco más bonito. Y cada vez que alguien espera el metro con flores, yo sonrío.
Leer Cosas bonitas I.
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