No hace mucho me dijo un amigo que le gustaría encontrar una chica virgen para estar con ella y no tener que vivir sabiendo que se ha acostado con muchos chicos antes que él.
Qué idea más romántica. Qué bonito eso del amor único de por vida, de entregarte sólo a la persona con la que vas a estar hasta el último día.
Pero ahora, si abrimos los ojos a la realidad... A la mierda el romanticismo.
Que le den a esas historias tóxicas en las que se da más importancia a asuntos banales antes de a lo verdaderamente importante.
Porque lo que prevalece en una pareja es, a fin de cuentas, la pareja. El bien en la pareja, el equilibrio en la pareja. Que os trateis con respeto, de igual a igual, sin que uno sea más que el otro ni que tenga que dar más o demostrar más.
Nada importa con cuántas personas hayas estado antes porque ahora estás con la persona que has elegido, y es a ella a la que (se supone) quieres, y es a la que no vas a juzgar sino apoyar, y la vas a respetar, y la vas a ayudar.
Y no vais a ser uno, vais a ser dos.
Porque de eso se trata el amor. No se trata de sufrir ni de hacer de menos ni de ningunear. Se trata de dos personas que se quieren, en igualdad de derechos y libertades.
Y que todavía en este siglo haga falta decir esto...
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